Todo está lleno de manchas. Las hay de todo tipo: pequeñas y grandes; puras y circulares hechas a cuentagotas, y deformes, con salpicones violentos.
Pero hay otras manchas que difícilmente se quitan. Las ideológicas, por ejemplo, son como las cataratas: nublan la vista y distorsionan lo que hay en el frente. Las vivenciales, por otro lado, no son tan grandes, pero el percutido que dejan, la mayoría de las veces, no sale nunca; el blanco jamás vuelve a ser blanco, o el gris.
Ahora, dentro del contexto social, las manchas que importan están en las calles: sobre las paredes y monumentos; en cortinas metálicas y en señales de tránsito. Aunque en algunos lugares éstas ya debieron desaparecer en menos tiempo de lo que fueron dejadas.
Resulta que, con motivo del Día de la Eliminación de la Violencia de Género, contingentes feministas salieron a las calles la semana pasada con aerosoles y mecheros en mano; tras ellas, con escudos y extintores, salió un pelotón de mujeres por Avenida Reforma y hasta el Zócalo capitalino. El resultado —según las noticias— fue un centenar o un millar de pintas y destrozos a su paso.
Pero, en medio de las pintas, los medios de comunicación —entre prensa y televisión— mostraron también su enorme mancha ideológica: la información se había distorsionado en “vandalismo”. Las lentes de las cámaras no se nublaron, pero los sensores buscaron el fuego de los mecheros que, inmediatamente, eran sofocados por las mujeres policías.
Al mismo tiempo, algunas participantes de la marcha (con la vista matizada de verde y de sus vivencias) gritaban a las oficiales frases como: “¡Malditas traicioneras! ¡Son mujeres, pendejas!”, mientras se abrían paso por las principales calles.
Pero, afortunada o desafortunadamente, la totalidad de las mujeres no son representadas por el feminismo, como expresaron en sus cuentas de Twitter y Facebook posteriormente. Hubo publicaciones que alardeaban sobre cómo alguien se atrevería a mostrar sus pechos así nada más. La gran mancha del machismo, en menor o mayor medida, había alcanzado a algunas también...
No hay que olvidar tampoco que un gran porcentaje de la población mexicana —y de las poblaciones en general— utiliza el mismo lente que los medios de comunicación, empañado por la izquierda o por la derecha.
E incluso aquellos que muy seguros dicen gozar de una vista 20/20 no sabrían reconocer en qué tonalidad están viendo; en un gris muy opaco quizás... Los objetos y los problemas pueden aparentar, para algunos otros, estar mucho más lejos de lo que en realidad están.
Todos
hemos sido alcanzados por una u otra mancha en alguna ocasión, a saber de qué.
Algunas muy probablemente fueron tan fáciles de retirar como ésas que
desaparecieron en menos de 24 horas de los monumentos más importantes... Pero
otras persisten como una enfermedad silenciosa; no se sabe dónde están aún...
hasta que llega el momento de hablar.
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